A forma de Bienvenida

"A lo mejor escribir no sea más que una de las formas de organizar la locura."
Isidoro Blaisten

lunes, 24 de octubre de 2011

La Hormiga

Cierta hormiga andaba felizmente,
en lo ancho de un camino descendente,
estaba alegre por lo que había encontrado,
-¡Sorprenderé a todos! -Decía gritando.


Un terrón de azúcar lleva a cuestas
por eso muy lento va caminando;
ninguna hormiga le está ayudando,
-Me robarán el mérito- iba pensando.


Conforme camina, imagina que le dirán:
-Felicitaciones y aplausos escucharé,
no puedo esperar a ver sus caras, los impresionaré;
incluso, hasta con la reina iré a comer,
probablemente a su hija desposaré.


La hormiga y su terrón fama alcanzarán,
ésto aseguramos todos ya;
sin embargo algo tenía que pasar,
tan distraída en su pensamiento iba,
y con una piedra fue a tropezar;
el terrón se le escapó,
para prontamente comenzar a rodar.


No paró hasta que a un charco llegó,
ante sus ojos vio como se diluyó;
revisó el charco, pero nada quedaba ya.


Lo que hace es resignarse,
pues es hora ya de volver al hormiguero,
sabe que debía entregar algo de comida;
¡Mala suerte que se ha acabado el día!

Una reprimenda tendrá;
¿Qué paso con las felicitaciones que recibiría?



Con el Sol a cuestas - Adriana Salinas




domingo, 9 de octubre de 2011

Santo Zapato (A Gregorio)

[-Parece que poco a poco hay más oscuridad en mi ambiente, parece ser el final de todo lo conocido -tan siquiera de lo que yo conozco-, desde que tengo conciencia –aunque nadie lo crea–, supe que llegaría el momento, no precisamente de esta forma, pero al final el resultado siempre es el mismo: Morir.

¿Quién cuidara de mi familia? ¿Quién le dará de comer? ¿Quién le enseñara a mis hijos como hacer tal o cual cosa? ¿Qué les pasará?

Todo ya será cuestión de ellos, traté de proporcionarles todo lo que pude, intenté ser su  mejor ejemplo, estuve para ellos desde antes que pudieran hacer cualquier cosa, cuando aún no podían moverse, cuidándolos para que nadie les hiciera daño alguno; podré morir tranquilo, sabiendo que hice lo que tenía que hacer. Sin embargo, no deja de ser extraña la sensación de saber que la muerte, tu muerte; es inevitable, ésta impotencia de creer que todo lo que quieras hacer para librarte será insuficiente; mi suerte esta echada, y en vez de intentar hacer cualquier tipo de escape, prefiero pensar sobre todo esto, y no dejare de hacerlo hasta que esté muer…]

-Tardaste mucho en aplastar esa cucaracha.

-Es que me daba un poco de asco, y no quería que se me escapara, pero si logré pisarla y ya está muerta.

-¿Sólo muerta? La dejaste batida.